Friday, February 22, 2008

La venida del buen escarabajo

Tocaron a la puerta una mañana, hace pocos días. Fue un solo golpe, lo suficientemente fuerte como para convencerme de que tenía visita. Abrí la puerta y descubrí a un insecto recostado de espaldas, blandiendo sus patas abiertas hacia mí, invitándome a llevar el contacto más allá de la mirada. Me encontré haciéndole caso. Evadiendo la más mínima distancia crítica, acerqué mi dedo índice izquierdo hacia su abdomen. El bicho reaccionó moviendo aún más las patas, pellizcándome.

Decidí voltearlo.


Pero permaneció allí, inmóvil. Mirando al suelo plástico del último escalón que conduce a mi puerta.


Lo empujé un poquito, invitándolo a volar, a unirse a una bandada de toritos migrando hacia el desierto. Pero no quiso hacerme caso, y acordamos que podía quedarse allí. Por ahora.