La venida del buen escarabajo
Tocaron a la puerta una mañana, hace pocos días. Fue un solo golpe, lo suficientemente fuerte como para convencerme de que tenía visita. Abrí la puerta y descubrí a un insecto recostado de espaldas, blandiendo sus patas abiertas hacia mí, invitándome a llevar el contacto más allá de la mirada. Me encontré haciéndole caso. Evadiendo la más mínima distancia crítica, acerqué mi dedo índice izquierdo hacia su abdomen. El bicho reaccionó moviendo aún más las patas, pellizcándome.


Pero permaneció allí, inmóvil. Mirando al suelo plástico del último escalón que conduce a mi puerta.

Lo empujé un poquito, invitándolo a volar, a unirse a una bandada de toritos migrando hacia el desierto. Pero no quiso hacerme caso, y acordamos que podía quedarse allí. Por ahora.
2 Comments:
carcasa de hierro el centro líquido.
lengua de catarata y poesía.
bicholo branso.
es un placer leer y releer este post.
Es el problema con ese tipo de escarabajos, son arrimados en extremo.
Post a Comment
<< Home